24 Ytri Tunga - Búðakirkja - Arnarstapi - Kirkjufell

5ª noche de auroras. Y última, porque a partir de mañana y hasta que marchemos, hay una tormenta sobre Islandia de lluvia y viento.

Pero ayer volvimos a ver bailar a la señora de verde (que no es Ingrid).

Cuando íbamos a salir, se nos acopla gente del hotel, así que allá vamos con una israelí y dos alemanes. 

El viento anunciado para mañana viene adelantado y algunas fotos salen movidillas. Al final termino con el trípode al mínimo y tumbado en el suelo. 

Aunque la temperatura no es muy baja, el viento nos congela así que al cabo de una hora nos volvemos para el hotel.

Y amanece un nuevo día, el último con desayuno incluído. El mismo desayuno de todos los hoteles, salvo alguna rara excepción.

Amanece enrabiado, porque hay lluvia, viento y niebla. Vaya rollo.

Nuestro primer destino de hoy es Ytri Tunga, una playa donde se ven focas. Hay un cartel que indica la distancia a la que puedes estar según la época del año para no espantarlas. Ahora tocan 100 metros.  

A 100 metros no veo yo una foca ni vestida de lagarterana. Bueno, una se ve a lo lejos, pero gracias al zoom del móvil.

También encontramos en la playa restos del esqueleto (¿o es una raspa?) de una ballena. Ahora entiendo la oferta de sopa del día del restaurante de al lado… 

Muy cerca está Búðakirkja, una iglesia  negra que… bueno, eso. Una iglesia negra. En la puerta hay un autobús, pero no de guiris, sino de locales que celebran una boda, con las chicas pasando frío para lucir modelito y los chicos poniéndose traje por primera vez en su vida.

Siguiente parada: Arnarstapi, zona de acantilados por donde debe ser bonito dar un paseo. No para nosotros, porque el tiempo parece que quiera echarnos de la isla. Joder que ímpetu.

Vamos de roca en roca casi para echar un vistazo y una foto corriendo. El mar casi ni se ve y todo tiene color gris. Vamos tapados con doble chaqueta y ni aún así. Además, empezamos a necesitar con urgencia un lavabo. Con mucha urgencia.

Al final, entramos a un restaurante próximo, de esos de “lavabo sólo para clientes” (ojalá os dé una diarrea en la puerta de mi casa para deciros que no y ver como os cagais encima) y nos tomamos un té y un café con leche (total: 1000 coronas ~ 7 euros).

La niebla se espesa de tal manera que no hay visión más allá de 10 metros. Estamos rodeando un volcán que no llegamos ni a intuir.

Kirkjufell es donde se hace la foto típica de Islandia. Está cerca de Rejkiavik. Además salió en Juego de Tronos, así que el parking es de pago fijo. 

El viento está desatado del todo y a veces cuesta que no se te lleve. Como además llueve, quedamos empapados al instante, porque el aire arroja el agua con fuerza sobre nosotros. Cuesta hacerse la foto de rigor. No sé deciros si es bonito el sitio, la verdad. Lo he visto pero no lo he visto.

Hoy tenemos cocina en el hotel, lo que significa comer algo mejor. Paramos en un súper, pero la escasísima oferta de pizzas nos hace decidirnos por un plato mucho más acorde con el tiempo que hace: huevos fritos con patatas. Y ketchup. Y pan. Sólo le falta un poco de jamoncito por encima. O unos torreznos.

Llegamos al hotel que parece que estemos huyendo de algo. Hay que sujetar las puertas del coche porque el viento es capaz de romperlas. Por fin podemos comer, quitarnos la ropa mojada, hacer un té calentito…

Así 

se ve Kirkjufell desde nuestra habitación…